Olvídate de Tinder y mira esta joya de finales del siglo XIX: un anuncio de periódico de un hombre de 18 años buscando esposa. Así es, sin aplicaciones, sin emojis, solo pura desesperación escrita a mano e impresa en papel real. Era joven, ansioso y probablemente solo tenía un chaleco decente. ¿Sus criterios? “Decente, temerosa de Dios y capaz de batir mantequilla.” Romántico, ¿verdad?
Esto era el emparejamiento a la antigua usanza en su máxima expresión: cero fantasmas, 100% compromiso y la gran posibilidad de tener una vaca juntos. Honestamente, es un poco refrescante. Imagínate encontrar el amor en los clasificados, y no solo un cupón para sopa.