Reconectando a través de la pelota
Emily apareció a su lado con su viejo guante de béisbol, cuyo cuero desgastado era testigo de muchas tardes pasadas. Sin decir una palabra, le lanzó la pelota, y Jamie la atrapó instintivamente. Comenzaron un ritmo fácil, lanzándola de un lado a otro bajo la luz menguante.
Con cada atrapada y cada lanzamiento, Jamie sintió que algo que había estado latente durante mucho tiempo comenzaba a agitarse: la conexión. La risa alegre de Emily resonó por todo el patio, acortando la brecha que el tiempo había dejado. No era solo un juego; era una forma de decir: “Te extrañé”, sin necesidad de decirlo en voz alta.
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