Redescubriendo lo ordinario


Jamie se quedó quieto un momento, con el bate de béisbol en la mano, mientras una ola de comprensión lo invadía. Las sensaciones cotidianas —el aroma terroso del césped, el peso del guante, la alegría en la risa de Emily— eran más significativas de lo que recordaba.

Había extrañado esto más de lo que las palabras podían expresar. Estas alegrías sencillas, las que solía dar por sentadas, ahora le parecían oro. Con cada respiración, sentía cómo su pasado se disolvía en el presente, y lo ordinario volvía a sentirse como un regalo.

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