Comodidad Nocturna


Jamie subió suavemente las escaleras hasta la habitación de Emily, su voz apenas un susurro mientras ella yacía arropada bajo su manta. Se sentó a su lado, alisando suavemente las sábanas y apartando un rizo de su rostro. Sus párpados temblaron mientras murmuraba algo sobre un sueño que esperaba tener.

Una ola de calma invadió a Jamie mientras la veía dormirse. Esta era la clase de paz que había anhelado mientras estaba fuera: estar presente, ser necesario. El simple acto de arropar a su hija se sentía sagrado, una promesa de que había vuelto a casa para quedarse.

Advertisements
Advertisements