Un padre en cada evento


Jamie se convirtió en un habitual en los eventos escolares de Emily, asistiendo a todo, desde presentaciones en el aula hasta obras de teatro escolares. De pie entre otros padres, sentía un inmenso orgullo cada vez que Emily lo veía entre la multitud y lo saludaba con ese brillo alegre en sus ojos.

La felicidad de Emily crecía con cada aparición. Tener a su papá presente por una vez la hacía sentir importante y querida. Para Jamie, estos eventos no eran obligaciones; eran privilegios. Le recordaban por qué trabajaba tan duro, no solo para proveer, sino para estar presente y emocionalmente conectado en el mundo cotidiano de su hija.

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