El peso de las palabras no dichas


Sarah se sentó con los dedos retorciéndose en su regazo, tratando claramente de encontrar las palabras adecuadas. Su rostro estaba tenso por la emoción, sus ojos parpadeaban con incertidumbre. Abrió la boca varias veces pero no pudo pronunciar las palabras.

Jamie esperó sin interrumpir, ofreciendo su presencia como una fuerza silenciosa a su lado. Su paciencia le permitió tomarse su tiempo. Aunque era doloroso verla luchar, sabía que necesitaba decirlo cuando estuviera lista. El silencio entre ellos era pesado, pero lleno de respeto mutuo y amor tácito.

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