Julián no podía evitar preguntarse si había juzgado a Elara con demasiada dureza en el pasado. Recordaba las discusiones intensas, sus súplicas entre lágrimas para que la entendiera, y la decisión apresurada que tomó de marcharse. Una chispa de duda se coló en su mente, haciéndole cuestionar si había actuado demasiado rápido.

Por un breve momento, el pensamiento persistió, pero rápidamente lo descartó. ‘Hice lo que tenía que hacer’, se reafirmó a sí mismo, acallando la duda. Empujó el pensamiento a lo más profundo de su mente, sin querer enfrentarse a la posibilidad de que pudiera haber estado equivocado.

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