Cuando llegó el informe del investigador, Julián quedó atónito con lo que leyó. Elara se había enfrentado a retos tremendos después del divorcio, pero había vivido con integridad. Se había mantenido firme en su compromiso con sus hijos, proveyéndolos con fortaleza y amor, sin señales de deshonestidad o traición.

Las emociones de Julián eran una mezcla de alivio y confusión. Las respuestas que había estado buscando hicieron añicos sus creencias arraigadas durante mucho tiempo. Sus suposiciones sobre Elara comenzaron a desmoronarse, y se encontró cuestionando todo lo que creía saber sobre su pasado.

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