Elara había pasado por un parto chungo, pero la alegría de la pareja fue inconmensurable cuando el médico les soltó la bomba de que habían nacido trillizos. La noticia les dejó flipando de emoción y agradecimiento a los dos.


Sin embargo, cuando les dieron a los peques, el subidón de Julian se transformó rápidamente en confusión, y luego en incredulidad. Los bebés eran innegablemente de ascendencia africana, y a Julian se le cayó el alma a los pies mientras intentaba asimilar lo que estaba viendo. La alegría que había inundado la sala de maternidad se esfumó de repente en un silencio inquietante, dejando a Julian en shock.

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