La paz de un joyero


Días después, Melissa regresó al lugar donde todo comenzó: la joyería. El señor Harris la saludó amablemente, la tensión de su último encuentro había sido reemplazada por aprecio. Le indicó que se sentara mientras compartía lo famoso que se había vuelto el anillo en sus círculos profesionales.

“He esperado años para ver ese anillo de vuelta”, le dijo, con la gratitud clara en su voz. “Tus acciones trajeron una resolución no solo a las fuerzas del orden, sino a aquellos de nosotros que valoramos su legado”. Sus palabras le dieron a Melissa una sensación de consuelo y cierre que no se había dado cuenta de que necesitaba.

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