11. El burro que se negó a ser ignorado

En un tranquilo pueblo español, una familia decidió dejar de dar sobras al burro del vecino después de años de hacerlo. El burro, llamado Pablo, no se tomó bien el cambio. Cada mañana, se colocaba frente a su ventana y soltaba los rebuznos más fuertes y dramáticos jamás conocidos, a partir de las 4:30 a.m.

Los lugareños decían que sonaba como el grito de una película de terror cruzado con una sirena de niebla. Finalmente, la familia cedió y reanudó la alimentación de manzanas. Pablo no ha vuelto a gritar desde entonces. ¿La moraleja? Nunca ignores a un burro con rencor.

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