“Titanic”, uno de los proyectos cinematográficos más ambiciosos de la historia, es conocido por su gran escala y atención al detalle. Sin embargo, incluso esta película meticulosamente elaborada tiene su parte de errores de continuidad. Un fallo notable es el lunar de Rose Dawson, que cambia de lado entre tomas. Esta inconsistencia, aunque menor, nos recuerda los desafíos que enfrentan los cineastas al mantener la continuidad durante largos calendarios de rodaje.

Otro gazapo histórico en “Titanic” es cuando Jack menciona que pescaba en un lago cerca de Chippewa Falls. El lago al que se refiere no se construyó hasta 1918, varios años después del contexto de la película en 1912. Además, los espectadores más avispados pueden detectar cables de especialistas en algunas tomas durante la secuencia del hundimiento del barco. A pesar de estos fallos, “Titanic” sigue siendo un peliculón, celebrado por su profundidad emocional y sus impresionantes efectos visuales.

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