Acercándose a Casa
Con cada cuadra que pasaban, el corazón de Jamie latía más rápido. No había visto su casa en dos años, pero la tenía grabada claramente en su mente: las persianas azules, el viejo roble en el jardín, el sendero gastado que llevaba a la puerta. Todo estaba grabado en su memoria como una fotografía.
Aunque esperaba cambios —quizás flores nuevas, quizás un coche diferente en la entrada—, no podía quitarse la sensación de que algo no encajaría. Al girar en su calle, apretó más su bolsa de lona, preguntándose si la vida que una vez conoció todavía lo esperaba detrás de esa puerta principal.
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