Convirtiendo un precinto de pan en un marcapáginas improvisado

Los marcapáginas, al igual que los calcetines y los bolígrafos, desaparecen misteriosamente justo cuando más los necesitas. Pero no temas, amante de la literatura: puedes convertir un humilde precinto de pan en un superhéroe que salva páginas. ¿Esa pequeña lengüeta de plástico de tu barra de sándwich? Está a punto de convertirse en una maravilla que preserva la trama.

Simplemente deslízalo sobre la parte superior de tu página y ¡voilà!, tu lugar está a salvo. Claro, no es glamuroso, pero tampoco lo es releer el capítulo cinco por tercera vez porque olvidaste dónde lo dejaste. Puntos extra por el ingenio y por dar una segunda vida a algo que generalmente termina en la basura.

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