Siesta en el metro

Echarse una cabezadita en el vagón del metro es casi el nuevo yoga para la gente de ciudad. Después de un día maratoniano entre la oficina, la universidad y hacer malabarismos con la vida, es totalmente lógico que algunos necesiten más espacio – y flexibilidad – para una siesta.

En la foto parece que alguien se ha sumergido profundamente en el país de los sueños. Es cierto que puede no ser la experiencia de sueño más elegante, pero ¿quiénes somos nosotros para interrumpir su viaje onírico? La revista New Yorker explica que nuestro cuerpo desarrolla una rutina que nos indica cuándo trabajar y cuándo descansar. Así que no es de extrañar que muchos se duerman al ritmo del tren de camino a casa.

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