Extrañamente real
Cuando Jake despertó, el sueño se le aferraba como la niebla matutina. Cada detalle era vívido: el tacto de su mano, el susurro del viento, el aroma de la tierra.
Aunque ella no había dicho nada, Jake aún podía sentir el eco de su presencia. Era más que un sueño, era un mensaje, un recuerdo, o quizás ambos.
La experiencia profundizó el misterio. ¿Cómo se conectaba con el coche? ¿El bebé? ¿La familia? Todavía no tenía las respuestas, pero sabía que no podía parar hasta encontrarlas.
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