Enlace al Mustang


Sus ojos se dirigieron de nuevo a la foto, esta vez centrándose en el fondo. Allí estaba: el Mustang. El mismísimo que había descubierto en el bosque.

“Es el mismo coche”, dijo en voz alta, mientras un escalofrío le recorría la espalda. Todas las piezas empezaban a encajar.

Ese coche no había sido aleatorio. Era la clave del misterio de sus orígenes, y todo lo que había descubierto hasta ahora apuntaba directamente a él.

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