Banco de Caras
El Banco de Caras era una alcancía con un giro: tenía una cara humana realista que “comía” monedas abriendo la boca y moviendo la mandíbula. Aunque innovador, los ojos realistas del banco y sus movimientos lentos y boquiabiertos resultaban inquietantes para muchos niños.
En lugar de ahorrar dinero alegremente, los niños se encontraban alimentando con monedas a una cara parpadeante y con la mandíbula floja que se parecía más a una criatura que a un juguete. Se hizo infame como combustible para pesadillas, una extraña mezcla de utilidad y espeluznante valle inquietante.
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