Volvió a suceder
Michael decidió pasar por casa de Cathy para una visita informal una tarde. Tan pronto como ella abrió la puerta, su corazón dio un vuelco. Su cara estaba magullada de nuevo, incluso peor que antes. «Mamá, ¿qué pasó?», preguntó él, abrazándola suavemente, atónito por la repetición de las heridas.
Ella desvió la mirada, evitando el contacto visual, y al principio no dijo nada. El silencio entre ellos era denso. Una vez dentro, Michael notó que se movía más despacio de lo habitual, haciendo una ligera mueca con cada paso. Era evidente que sentía dolor, pero más que eso, parecía que ocultaba algo, algo serio.
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