Ladrillos de té

En la antigua China, Tíbet y Mongolia, el té no era solo una bebida, era un artículo de trueque predilecto. Las hojas de té se comprimían en ladrillos para mayor durabilidad y facilidad de transporte, y luego se intercambiaban como moneda. Estos ladrillos tenían diferentes valores según la calidad y el tamaño, y los ladrillos de primera calidad obtenían intercambios impresionantes.

Los ladrillos de té eran increíblemente prácticos. Eran fáciles de transportar, se podían raspar para hacer pequeñas transacciones y servían como una bebida caliente en las frías montañas. En tiempos de crisis o hambruna, la gente literalmente podía comerse los ladrillos como último recurso. El dinero moderno puede ser más fácil de gastar, pero no sabe tan bien cuando se remoja en agua hirviendo.

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