Photobomb por un póster
Estás en la playa. El sol brilla, las olas son perfectas, te sientes genial. Ha llegado el momento del selfie definitivo: luz perfecta, pelo alborotado por el viento, una sonrisa coqueta. Clic. Le pones un filtro, unos cuantos hashtags como #vibrasdeplaya o #viviendomividamejorvida, y lo publicas.
Y entonces… llegan los comentarios. Pero en lugar de emojis de corazones y “OMG, estás genial”: emojis de risa y “¡TÍO/TÍA, MIRA DETRÁS DE TI!”
Haces zoom.
Ahí está. Detrás de tu yo perfectamente escenificado: un póster playero con una niña pequeña que te hace un *roast* despiadado con una mirada burlona y el dedo extendido. Ni siquiera es real, y aún así te ha robado el protagonismo.
El póster ha hecho un *photobomb* a tu selfie. Y ahora ella es la estrella.
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