Momentos emocionantes y aterradores
A medida que la fecha de parto se acercaba, el ambiente era una montaña rusa: un minuto emocionados, al siguiente aterrorizados. Bobbi hacía todo lo posible por mantener la calma, mientras los médicos iban y venían, monitoreando y esperando que el parto no se adelantara demasiado.
Con cada día que pasaba, la tensión aumentaba, pero también la esperanza. La pareja se apoyó en su fe, en su sistema de apoyo y el uno en el otro. Todo lo que podían hacer ahora era mantenerse positivos, confiar en el proceso y, tal vez, respirar hondo unas cuantas veces… o mil.
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