3. La Pet Rock (Piedra Mascota)

En 1975, Gary Dahl convenció al mundo de comprar… rocas. No cristales elegantes, sino guijarros grises ordinarios de una tienda de materiales de construcción, colocados en cajas de cartón con agujeros de aire y lecho de paja. Los comercializó como mascotas de bajo mantenimiento, con un manual de entrenamiento irónico. La idea caló de una manera extraña en la cultura y se vendieron más de 1.5 millones de Pet Rocks.

Este producto novedoso le hizo ganar millones a Dahl antes de desvanecerse, pero su éxito demostró que el humor puede ser una potente herramienta de marketing. El absurdo de adoptar una roca literal aprovechó una mezcla de ironía y aburrimiento del consumidor. Puede que haya sido una moda, pero también se convirtió en un caso de estudio para escuelas de negocios y una lección sobre cómo las ideas tontas pueden convertirse en ganancias brillantes, si se empaquetan de la manera correcta.

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