Observándola de Cerca


Mark comenzó a examinar los hábitos de Emily con más cuidado, buscando patrones que no encajaban con la mujer que había conocido durante años. Ella parecía más distante, más ensimismada que antes. Su risa se sentía más controlada, sus movimientos más mecánicos. A veces, la sorprendía mirando fijamente su teléfono, con su sonrisa desvaneciéndose en el momento en que la pantalla se apagaba.

Lo que más preocupaba a Mark era que estos cambios eran sutiles, tan sutiles que fácilmente podrían haberse descartado como paranoia. Pero para alguien que acababa de recuperar la vista, estas diferencias eran imposibles de ignorar. No tenía forma de saber si su sospecha provenía de una preocupación genuina o de una sensibilidad aumentada por años de ceguera. Aun así, no podía apartar la mirada.

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