Fragmentos y Miedo
Mark fingió mantener la calma, mientras escuchaba atentamente. Solo pudo captar fragmentos de la llamada —palabras como “urgente” y “discreción”—, pero incluso esos trozos insinuaban algo preocupante. Emily hablaba en voz baja, apenas un susurro, y asentía repetidamente mientras escaneaba la habitación con ojos grandes e inquietos. La energía era tensa, y el malestar de Mark seguía creciendo.
Cuando Emily colgó de repente, su rostro se había puesto pálido, desprovisto de emoción. No le explicó nada a Mark, no ofreció excusa alguna. Simplemente salió corriendo por la puerta. Su abrupta partida solo avivó las crecientes sospechas de Mark. Lo que fuera que estuviera pasando, no era algo que ella quisiera que él supiera. Él sabía que tenía que seguirla.
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