Ya lo sabemos, a los gatos les flipa meterse en sitios que les quedan enanos. Macetas, cajones, rincones del sofá… nada los para. Pero este gato lleva la obsesión a otro nivel: le da igual todo y se quiere meter en esta caja mínima, con todo el espacio que tiene alrededor.

¿Por qué? Misterio. Pero es justo eso lo que nos mola de ellos. Su imprevisibilidad es lo que los hace tan especiales. Al fin y al cabo, ¿a quién le gustan las cosas demasiado lógicas?

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