Cuando tu gato parece sospechoso en un intento de asesinato
Intentar comprender el funcionamiento interno de la mente de un gato es como intentar leer antiguos pergaminos sin la Piedra de Rosetta: misterioso, confuso y, en ocasiones, aterrador. ¿Y cuando se trata de relaciones felino-felino? Aún más turbio.
Tomemos esta escena, por ejemplo: un gato tendido inmóvil, el otro acechando encima como un villano peludo sacado directamente de una película noir. ¿Es una sesión de abrazos? ¿Una demostración de poder? ¿Un intento de asesinato? El jurado aún no se ha pronunciado. El gato de abajo podría estar durmiendo plácidamente… o plácidamente fallecido. Difícil de saber.
Pero lo que realmente sella el momento es el gato de arriba. ¿La expresión? Absolutamente sospechosa. Como si supiera que está haciendo algo cuestionable, y no le importa. Esa sutil mirada de reojo dice: “No has visto nada, humano”.
Advertisements
Advertisements