La regla de Albert Einstein de no usar calcetines
El genio a menudo ignora los códigos de vestimenta, y Albert Einstein llevó la rebeldía hasta sus pies: se negaba a usar calcetines. Afirmaba que siempre se les hacían agujeros, así que los abandonó por completo, combinando mocasines con trajes formales en el Instituto de Princeton, e incluso yendo descalzo en cenas elegantes. Cuando Eleanor Roosevelt lo recibió en la Casa Blanca, Einstein se paseaba en sandalias, riéndose y diciendo que “nadie se fija en los pies cuando la mente está ocupada”.
El boicot a los calcetines se convirtió en un manifiesto personal contra las convenciones innecesarias. Los estudiantes bromeaban diciendo que podían seguir al físico por el distintivo sonido de sus sandalias, mientras que sus colegas especulaban que el flujo de aire constante impulsaba sus circuitos creativos. En realidad, Einstein simplemente odiaba lavar la ropa. Sin embargo, la imagen perdura: el cerebro más famoso del universo paseando descalzo por pasillos cubiertos de hiedra, demostrando que a veces el camino más corto hacia la relatividad es simplemente negarse a conformarse desde el tobillo para arriba.