La Siesta de Winston Churchill en Traje

El Primer Ministro británico, Winston Churchill, tenía un ritual diario sagrado: una siesta de dos horas a mitad de la jornada laboral, siempre con atuendo formal completo. Se iba a la cama con su traje de tres piezas, ponía alarmas y se despertaba renovado para librar guerras o escribir discursos. Incluso durante la Segunda Guerra Mundial, programaba su “siesta reparadora” como una estrategia en el campo de batalla.

Churchill afirmaba que la siesta le daba “dos días en uno”, aumentando su productividad y su capacidad de toma de decisiones. El personal estaba capacitado para no molestarlo, e incluso los generales aliados aprendieron a esperar si estaba en curso la “Hora de la Siesta”. A diferencia de la cultura actual de ajetreo que avergüenza el sueño, Churchill hizo de la siesta una señal de autoridad, no de pereza. Fue la siesta más elegante de la historia.

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