La obsesión de Charles Dickens con la alineación de su cama

Charles Dickens solo podía dormir si su cama estaba perfectamente alineada, mirando hacia el norte. Llevaba una brújula cuando viajaba y a menudo reorganizaba los muebles del hotel para que coincidieran con su preferido “flujo magnético del sueño”. Creía que la orientación afectaba su creatividad, salud e incluso sus sueños.

Aunque ninguna ciencia respaldaba esta afirmación, Dickens estaba convencido de que el eje norte-sur canalizaba la energía de la Tierra hacia su cerebro de escritor. El personal de las posadas y las casas de amigos aprendieron a no cuestionar el ritual nocturno de mover la cama. Tal vez funcionó: Dickens escribió más de una docena de clásicos. O quizás era simplemente un feng shui literario extremo.

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