Cancelación de las Tarjetas


Me temblaban las manos mientras marcaba al banco, el corazón me latía como un tambor. Cada pitido del teclado se sentía más pesado que el anterior. Cuando el agente respondió y empezó a hacer preguntas de seguridad, contesté con una extraña y tranquila determinación. Mi voz no tembló, era como si algo dentro de mí hubiera hecho clic.

“Cancele todas sus tarjetas”, les dije, sin inmutarme. No había vuelta atrás. Me lo imaginaba en la recepción de algún hotel, intentando pagar, solo para que le dijeran que su tarjeta había sido rechazada. No era mucho, pero era algo, mi primer paso para recuperar mi poder.

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