Aceptar el pasado, abrazar el futuro


La familia comenzó lentamente a aceptar los difíciles eventos que habían experimentado, dándose cuenta de que aferrarse al pasado solo los frenaría. Con el tiempo, su dolor se convirtió en propósito, y eligieron enfocarse en construir un futuro positivo.

“No podemos cambiar lo que ya ha pasado”, dijo la madre suavemente, abrazando a su hija, “pero podemos decidir lo que sucede a continuación”. Esa mentalidad les dio la fuerza para seguir adelante con esperanza.

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