Una charla desenfadada

Mientras Carter maniobraba la camioneta de vuelta a la carretera, decidió entablar una conversación para que el viaje fuera menos incómodo. Mirando a la chica de reojo, le ofreció una presentación amistosa. “Soy Carter. ¿Cómo te llamas?” Su voz era cálida pero llena de curiosidad. La chica, manteniendo la mirada fija en la carretera, respondió sin mucha emoción: “Soy Tara”. Un breve silencio se instaló entre ellos, el zumbido del motor llenando el espacio.

Carter no pudo evitar preguntarse sobre su situación. Era tan joven, y verla sola al borde de la carretera simplemente no le parecía bien. La curiosidad pudo más que él. “Así que, Tara”, preguntó con cuidado, agarrando el volante con las manos, “¿qué hace una chica joven como tú sola por aquí?”

Advertisements
Advertisements