La Pequeña Señorita Nadie

La Pequeña Señorita Nadie de Hasbro se comercializó en 1965 como una muñeca diseñada para enseñar empatía: una muñeca huérfana con una expresión melancólica, ropa hecha jirones e incluso una sola lágrima pintada. Pero los niños no se sintieron reconfortados por su rostro triste; muchos la encontraron inquietante y triste en lugar de adorable.

Los grandes ojos vidriosos y el ceño fruncido permanente de la muñeca le daban un aire fantasmal que inquietaba a los niños. Los padres se quejaron de que les daba pesadillas a sus hijos en lugar de fomentar la compasión. La producción cesó rápidamente, pero La Pequeña Señorita Nadie sigue siendo una reliquia extraña e inquietante, una muñeca que se suponía que debía tocar la fibra sensible pero que terminó despertando miedos.

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