El Enfrentamiento


Mark sabía que el tiempo del silencio había terminado. Esa noche, después de otra cena silenciosa y llena de tensión, finalmente estalló. Puso todo sobre la mesa, literalmente. Registros bancarios, fotos, impresiones de correos electrónicos y archivos de audio de la grabadora oculta. “Emily, no podemos seguir fingiendo”, dijo, con voz firme pero temblorosa. “Necesito la verdad”. Emily miró la evidencia en shock, sus ojos saltando de documento en documento.

Por un momento, ninguno de los dos habló. El aire estaba denso de tensión. Luego su expresión cambió, de shock a indignación. “¿Qué es esto?”, preguntó, su voz subiendo. “¿Me has estado espiando?” Pero Mark no se inmutó. Estaba cansado de las mentiras, cansado del miedo. “No me dejaste otra opción”, dijo. “Tenía que saber qué estaba pasando a mis espaldas. Me debes una explicación”. El enfrentamiento había comenzado, y ninguno de los dos podía retroceder.

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