Colapso y silencio
Sus voces se alzaron en una acalorada discusión hasta que Emily, de repente, se derrumbó. La fuerza de su postura se desmoronó y las lágrimas brotaron de sus ojos. “¡Crees que te estoy mintiendo, pero tuve mis razones!” gritó, desplomándose en una silla cercana. Mark, aturdido por su repentina vulnerabilidad, dio un paso cauteloso. “¿Qué razones?” preguntó, ahora más suavemente. “¿Qué podría justificar esconderme esto?”
Pero Emily solo negó con la cabeza, sollozando. “No puedo decírtelo”, susurró. “Simplemente no puedo”. Su voz temblaba con algo más profundo que el miedo, quizás culpa o vergüenza. Mark permaneció inmóvil, observando cómo la mujer que creía conocer se desmoronaba ante él. La verdad estaba cerca, podía sentirla, pero el silencio de Emily lo dejó suspendido en una dolorosa incertidumbre. Lo que sea que estuviera ocultando, también la había roto a ella.
Advertisements
Advertisements