Una cara conocida
El día tomó un giro sorprendente cuando alguien del pasado de Alan se nos acercó, con los ojos bien abiertos y la voz temblorosa de incredulidad. “¿Alan? ¿Eres realmente tú?”, preguntó el hombre, claramente asombrado. Alan respondió con un guiño y una carcajada: “¡En carne y hueso!”. Aunque su intercambio fue breve, la tensión se cernía en el aire como una pregunta tácita. Estaba claro que la transformación de Alan era impactante no solo para mí, sino para aquellos que lo habían conocido por más tiempo.
La forma casual en que Alan evadió el tema me lo dijo todo y nada a la vez. Su amigo no insistió en los detalles, y Alan no ofreció ninguno. En su lugar, compartieron una mirada, un momento de reconocimiento silencioso de que algunos cambios es mejor dejarlos sin explicación, por ahora. Me pregunté cuántos otros habrían visto este lado de Alan, o si estaba presenciando algo verdaderamente raro. El encuentro fue corto, pero dejó una ola de intriga que no pude quitarme de encima.
Advertisements
Advertisements