La calma en medio del caos
De repente, la alegría fue interrumpida por voces de alarma y ruidos metálicos. Una atracción se había detenido bruscamente, dejando a los pasajeros atrapados en el aire. Una multitud se congregó y el pánico comenzó a extenderse. Pero mientras otros jadeaban o sacaban sus teléfonos, Alan se mantuvo en calma. Toda su actitud cambió: hombros cuadrados, ojos concentrados, respiración constante.
Se movió rápida pero deliberadamente hacia la avería, evaluando claramente la situación. No había señal de miedo en él, solo determinación. Pude ver su mente trabajando, escaneando la mecánica, buscando lo que podría haber fallado. La gente a su alrededor comenzó a callarse, reconociendo instintivamente su concentración. La facilidad y la alegría que había visto antes no habían desaparecido, habían evolucionado hacia una fuerza más profunda. Ahora estaba claro: Alan no solo estaba sobreviviendo a su nueva vida. Se estaba adueñando de ella, sin importar lo que se le presentara.
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