Mi cuñado se levantó milagrosamente después de que mi esposo nos abandonara.

Un Descubrimiento Desconcertante

Mientras el médico abría el historial de Alan, frunció el ceño con confusión. Navegó por páginas de tratamientos anteriores, notas clínicas y pronósticos, pero nada sugería el tipo de mejora que yo había presenciado de primera mano. “No tengo actualizaciones que muestren algo parecido a lo que describes”, admitió, sacudiendo la cabeza. Su voz estaba teñida de incredulidad, reflejando la tormenta de preguntas que se agolpaban en mi propia mente.

“Es como si su archivo simplemente… terminara”, añadió el médico, perplejo. La falta de documentación reciente solo profundizaba el misterio. Si Alan no había vuelto para recibir tratamiento, ¿de dónde había surgido este milagroso cambio? La idea de que una recuperación tan dramática hubiera ocurrido sin intervención médica era difícil de aceptar. Aún así, coincidía con lo que yo había visto: Alan desafiando las probabilidades, las explicaciones y las expectativas. La confusión del médico solo confirmaba cuán rara, quizás imposible, era esta transformación en realidad.