Un camino hacia las respuestas
Impulsado por una mezcla de preocupación y curiosidad profesional, el doctor se inclinó con una sugerencia. “Si él está dispuesto, podríamos hacerle algunas pruebas nuevas”, ofreció. Las palabras parecían cargadas de implicaciones: esto era más que una curiosidad clínica; era una oportunidad para desvelar las capas de algo extraordinario. Su propuesta quedó suspendida en el aire, un puente potencial entre el misterio y la comprensión.
Aún así, mi mente dudó. Imaginé el rostro de Alan, su sonrisa, sus respuestas cautelosas. ¿Recibiría con agrado tal investigación? ¿O lo vería como una intrusión en un triunfo personal? No estaba segura de tener el derecho de dar este paso en su nombre. El doctor tenía buenas intenciones, pero la elección no era mía. En ese momento, me di cuenta de lo firmemente que Alan aún mantenía las riendas de su historia, justo como debía ser.
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