Una Nueva y Audaz Meta


Apenas había empezado a procesar todas las preguntas sin respuesta cuando Alan presentó un nuevo desafío. “¿Qué te parece correr un maratón juntos, por caridad?”, preguntó con naturalidad, como si fuera solo otro plan de domingo. Su confianza era desarmante, y parpadeé, sin saber si hablaba en serio. Pero un vistazo a su expresión —una mezcla de picardía y determinación— me dijo que sí lo estaba. Era audaz, increíblemente ambicioso y completamente acorde con esta nueva versión de Alan, que parecía no dejar de superar límites.

Aunque la duda titiló en mi pecho, no pude evitar ser arrastrado por su entusiasmo. Esta era ahora la forma de Alan: lanzarse de cabeza a los desafíos y atreverse a que el mundo lo siguiera. Su propuesta no era solo correr; era otra capa del misterio, otra oportunidad de presenciar su notable evolución. Algo me decía que este maratón no solo sería cuestión de distancia, sino que pondría a prueba la resistencia, la fe y quizás incluso revelaría más sobre el camino que había recorrido. Así que, dije que sí.

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