Validación silenciosamente ganada
El tono de Alan era reflexivo mientras explicaba por qué había esperado para compartir su historia. “Quería probar mi progreso antes de compartirlo todo con la familia”, admitió, sus palabras teñidas de vulnerabilidad. No se trataba de secretismo por orgullo, sino de probarse algo a sí mismo primero. Necesitaba saber, sin lugar a dudas, que había superado la tormenta antes de invitar a otros a la luz de su éxito. Esa clase de determinación decía mucho.
En ese momento, entendí cuán profundamente personal había sido este viaje para él. Se trataba de recuperar el control, no solo sobre su cuerpo, sino sobre cómo era percibido por la gente que amaba. Alan no intentaba impresionar a nadie, quería que vieran su fuerza en sus propios términos. Su enfoque en la validación interna sobre el elogio externo marcó este capítulo de su recuperación como algo increíblemente humano y profundamente empoderador.
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