El gran momento se acercaba
Marcus y la señora Thompson trabajaron juntos para subir con cuidado a Lola a una mesa acolchada, asegurándose de que estuviera lo más cómoda posible. Marcus colocó una mano sobre el abultado vientre de Lola. La diferencia era palpable, una señal de que algo importante estaba a punto de suceder. En ese simple acto de acomodar a Lola en la mesa acolchada, Marcus sintió la inminencia del momento. ¡Pronto, Lola sería una nueva madre!
El día especial de Lola marcó un capítulo crucial en su vida peluda. Todos en la clínica veterinaria rezaron para que el parto procediera perfectamente.
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