Recolector de huesos
En las sucias ciudades victorianas, los recolectores de huesos se ganaban la vida precariamente recogiendo huesos desechados de carnicerías y vertederos municipales. Estos huesos eran materias primas valiosas para la fabricación de pegamento, fertilizantes y otros productos industriales. El trabajo era sucio y peligroso, y exponía a los trabajadores a olores fétidos, enfermedades y ratas.
A pesar de estas condiciones, los recolectores de huesos desempeñaron un papel importante en el reciclaje de residuos durante una época anterior al saneamiento moderno y la gestión de residuos. El auge de las regulaciones industriales y las instalaciones de procesamiento de residuos acabó poniendo fin a esta ocupación sucia pero necesaria.
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