Recolector de Excrementos

Olvídate de los “trabajadores de saneamiento”: en la Inglaterra Tudor, tenían a los “recolectores de excrementos”. A estas desafortunadas personas se les pagaba para retirar los residuos humanos de las fosas sépticas, a veces a varios metros de profundidad. Armados con palas y pura fuerza de voluntad, trabajaban de noche, arrastrando cubos de suciedad a través de calles estrechas y tenuemente iluminadas.

El olor era insoportable, el peligro alto (las fosas se derrumbaban ocasionalmente) y la paga… apenas valía la pena. Los recolectores de excrementos eran rechazados socialmente a pesar de su papel fundamental. Cuando la fontanería interior se hizo común, estos trabajadores se aliviaron -literal y figurativamente- de sus horribles deberes.

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