Lectores en las fábricas de cigarros
Antes de los audiolibros o podcasts, los trabajadores de las fábricas de cigarros se mantenían entretenidos gracias a los lectores: individuos bien vestidos a los que se les pagaba para leer en voz alta mientras los trabajadores enrollaban cigarros. Leían periódicos, novelas o ensayos políticos desde una plataforma elevada.
Los lectores no eran solo ruido de fondo; moldeaban las opiniones de los trabajadores, a menudo provocando activismo político. Los dueños de las fábricas finalmente intentaron prohibirlos para evitar levantamientos de los trabajadores, y los avances tecnológicos como la radio sellaron su destino. Hoy en día, siguen siendo un recordatorio fascinante de cómo la narración de cuentos alguna vez llenó los pisos de las fábricas.