Camarera de Bar Clandestino
Durante la Ley Seca en la década de 1920, los “bares clandestinos” eran cafeterías o fuentes de soda disfrazadas que servían alcohol en secreto. Para evitar ser descubiertos, estos establecimientos a menudo contrataban camareras que no solo servían bebidas, sino que también actuaban como vigilantes, advirtiendo a los clientes cuando la ley estaba cerca. Tenían que ser discretas, ingeniosas y siempre estar listas para improvisar una tapadera.
Las camareras de los bares clandestinos vivían en un estado constante de tensión, trabajando en empleos ilegales donde una redada policial podía terminar con todo. Sus ingeniosas palabras clave y compartimentos ocultos eran impresionantes, pero el riesgo nunca valía la pena. Una vez que terminó la Ley Seca, estas trabajadoras encubiertas desaparecieron, junto con la necesidad de espionaje al estilo de los bares clandestinos.