Mantequilla para Quemaduras
Durante siglos, la gente trató las quemaduras untándolas con mantequilla, manteca o grasa. La lógica era simple: mantener la piel húmeda para promover la curación y reducir el dolor. Pero en lugar de aliviar la lesión, las sustancias grasas atrapaban el calor en la piel, empeorando el daño e invitando a la infección.
Las heridas cubiertas de mantequilla se convirtieron en caldo de cultivo para bacterias como Staphylococcus aureus, lo que provocó ampollas llenas de pus y complicaciones potencialmente mortales. A pesar de los peligros evidentes, el método se mantuvo hasta bien entrado el siglo XX, transmitido de generación en generación. Hoy, lo sabemos mejor: la mantequilla pertenece a las tostadas, no a las quemaduras de segundo grado.
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