La Manía de la Sangría
Desde la antigua Grecia hasta el siglo XIX, la sangría fue la jugada predeterminada de la comunidad médica. ¿Toses sangre? Saca más. ¿Te sientes débil? ¡Eso es solo tu cuerpo que está demasiado lleno de sangre! Usando cuchillos, ventosas de vidrio o docenas de sanguijuelas, los médicos drenaban a los pacientes litros a la vez, a veces varias sesiones en un solo día.
Una de las víctimas más famosas fue George Washington. Después de quejarse de un dolor de garganta, fue sangrado repetidamente hasta que se le extrajeron casi cinco pintas. Murió poco después, no por la enfermedad, sino probablemente por shock hipovolémico. A pesar de los evidentes fracasos, la sangría se mantuvo firme durante siglos, un sombrío testimonio de lo poderosa que puede ser la tradición, incluso cuando desangra el sentido común hasta secarlo.